Publicaciones de la categoría: Prosa del Siglo de Oro

Creencias curiosas: heridas que vuelven a sangrar

Caro Baroja (De la superstición al ateísmo) decía que con el tiempo crece el campo de la ciencia y disminuye el de la creencia. En una época de notables cambios en este sentido pero en que las supersticiones todavía tenían gran fuerza entre la gente, se mantienen algunas ideas añejas sobre ciertos fenómenos sorprendentes.

Tradicionalmente se consideraba que las heridas del cadáver de un hombre muerto violentamente volvían a sangrar en presencia de su asesino. Testimonio sobrenatural, se sitúa en el marco de crimen y castigo, de venganza. En Ivain o El Caballero del León de Chrétien de Troyes y en los Nibelungos el criminal es descubierto o está cerca de ello por la proximidad delatora de su víctima, entre quienes parece haber un pacto o conexión prodigioso. Se trata de la prueba de sangre como juicio de Dios, también denominada juicio de sangre, prueba del ataúd (Bahrprobe) y sangre acusadora o delatora.

La muerte de Sigfrido.

A partir de una fase folclórica, la poesía italiana (Serafino Aquilano), y con ella la española con autores como Gutierre de Cetina, se valió de esta idea asociándola con el tópico de la muerte de amor: del mismo modo que el cadáver sangra si lo mira su asesino, el enamorado siente que sus heridas se abren en la presencia de la dama que, metafóricamente, lo ha matado de amor (Alonso, 2003, p. 72; Marcos Marín, 2007, pp. 148-150). Escribe Cetina en un soneto (núm. 127):

Cosa es cierta, señora, y muy sabida,
aunque el secreto della está encubierto,
que lanza de sí sangre un cuerpo muerto
si se pone a mirarlo el homicida. (vv. 1-4)

Era idea tan arraigada en la época áurea que incluso el médico Juan Fragoso estudia la cuestión en su Cirugía universal (1581): aunque duda de tal suceso, acaba concediendo que puede ocurrir: «se ha de creer que acontece esto con secreto juicio de Dios, que quiere con esta señal descubrir al matador, porque la sangre de los muertos da voces pidiendo venganza, como se lee en el Génesis [4, 10] de Abel, muerto por Caín su hermano, donde dijo Dios: “La voz de la sangre de tu hermano me da voces desde la tierra”».

En el Siglo de Oro español funciona como tema literario y como instrumento de prueba judicial. Por peregrina que pueda parecer, lo cierto es que existen varios testimonios jurídicos en los que se consideró este ordalía de la sangre acusadora, si bien se trataba de un práctica marginal (y efectiva) que sorprendía a los contemporáneos «precisamente por no formar parte de las pruebas judiciales aceptadas por el derecho vigente» (Avalle-Arce, 1972, p. 518).

Para quien guste, algunos materiales para curiosear:

  • Atkinson, D., «Magical Corpses: Ballads, Intertextuality, and the Discovery of Murder», Journal of Folklore Research, 36.1, 1999, pp. 1-29.
  • Alonso, Á., «Halcones remontadores y cadáveres que sangran: Dos tópicos entre Cetina y la poesía octosilábica», eHumanista, 3, 2003, pp. 68-76. [http://www.ehumanista.ucsb.edu/volumes/volume_03/Articles/09232003Alonso.pdf]
  • Avalle-Arce, J. B., «La sangre acusadora», Boletín de la Real Academia Española, 52 1972, pp. 511-518.
  • García Herrero, M.ª del C., «Una burla y un prodigio. El proceso contra la Morellana (Zaragoza, 1642)», Aragón en la Edad Media, 13, 1997, pp. 167-194.
  • Marcos Marín, F., «Algunas notas sobre la prueba de sangre», Boletín de la Real Academia Española, 51, 1971, pp. 513-522.
  • –   «Sangre y tinta desde Ivain hasta La venganza de don Mendo», en Cálamo currente. Homenaje a Juan Bautista de Avalle-Arce, ed. M. Zugasti, Rilce, 23.1, 2007, pp. 145-156.
  • Rodríguez Marín, F., Las supersticiones en el «Quijote», Madrid, Centro de Intercambio Intelectual Germano-Español, 1926.

Risas con los pícaros

Aunque la novela picaresca goza de una amplia y solvente cantera de estudios e interpretaciones, todavía aparecen de tanto en tanto páginas que iluminan este peculiar género narrativo. Buena muestra de ello es De bufones y pícaros: la risa en la novela picaresca, de Victoriano Roncero, que aborda una faceta fundamental de estos textos.

Una vez presentado el panorama sobre la risa y su concepción en la tradición previa, especialmente en el ámbito popular y en la destacada figura del bufón, Roncero ofrece los rasgos fundamentales de la risa en la novela picaresca (popular y denigrante, carnavalesca y bufonesca), para pasar al comentario del Lazarillo de Tormes, donde asoma ya la cara cómica del género. Sigue una relectura de las dos partes de Guzmán de Alfarache, texto normalmente tachado de grave y moralizante, como libro risible y de entretenimiento. Según Roncero, con el impulso fundamental al humor en la narrativa picaresca realizado por Alemán, los continuadores se encaminaron por la nueva senda que se les ofrecía. Así, merecen atención La pícara Justina, el Buscón, el Lazarillo de Juan de Luna y el Bachiller Trapaza de Castillo Solórzano. El último capítulo, muy elogiable, se dedica a La vida y hechos de Estebanillo González, culminación del enlace entre el pícaro y el bufón.

Datos completos de la reseña:

Roncero López, V., De bufones y pícaros: la risa en la novela picaresca, pról. I. Arellano, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana / Vervuert, 2010. En: eHumanista, 21, 2012, pp. 556-561.

Puede verse en este enlace.

De visita en la Arcadia de Cervantes (reseña)

No puede negarse que uno de los géneros prosísticos que más y peor han soportado el paso del tiempo desde el Siglo de Oro hasta la actualidad es la novela pastoril. Aunque algunos todavía disfruten de su lectura -servidor incluido-, no gozan de un público fiel a la espera de nuevas ediciones. Sin embargo, en su día fueron textos muy apreciados, por lo que siempre son bienvenidos trabajos que puedan contribuir a conocer mejor sus características, manifestaciones, etc.

No hace mucho, D. Finello publicó su libro The Evolution of the Pastoral Novel in Early Modern Spain, donde en cuatro capítulos comenta distintas caras de la moneda pastoril: 1) los rasgos más destacados del género; 2) su estrecha relación con la colectividad de sus receptores; 3) los espacios y ambientes, donde se detiene en la representación de academias; 4) la presencia y función de las églogas en la literatura pastoril.

Y aunque se trata de una monografía más amplia, ofrece cuantiosas y estimables reflexiones sobre la aportación de Cervantes al género, faceta en la que se centró mi reseña, toda vez que iba destinada a una revista cervantina.

Ficha completa:

Sáez, A. J., Reseña a Finello, D., The Evolution of the Pastoral Novel in Early Modern Spain, Tempe, Arizona State University, 2008. En: Anuario de Estudios Cervantinos, 8, 2012, pp. 269-271.

Puede consultarse libremente en Crítica Bibliographica.

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