Resurrecciones forzadas
«¡Lázaro, levántate y anda!», así se ha transmitido que fueron las palabras de Cristo al hermano de Marta para que resucitase. Del mismo modo, en literatura se cuentan algunos casos de resurrecciones forzosas, obligadas por agentes o circunstancias ajenas a los primeros designios del escritor.
Sir Walter Scott, uno de los padres de la novela histórica, escribe jocosamente en nota al cap. 42 de su Ivanhoe:
The resuscitation of Athelstane has been much criticised, as too violent a breach of probability, even for a work of such fantastic character. It was a tour-de-force, to which the author was compelled to have recourse, by the vehement entreaties of his friend and printer, who was inconsolable on the Saxon being conveyed to the tomb. [La resurrección de Athelstane ha sido muy criticada, por ser un duro golpe contra la verosimilitud, incluso en una obra tan fantástica como esta. Fue un tour-de-force al que el autor no tuvo más remedio que recurrir a causa de las vehementes protestas de su amigo el impresor, que estaba inconsolable por la muerte de este personaje.]
Nada de broma por parte del autor tiene otro caso más moderno. Tras una larga serie de entregas, Sir Arthur Conan Doyle decide dar muerte a su personaje en The Final Problem (El problema final, 1891): allí, después de perseguir al malvado Moriarty hasta las cascadas de Reichenbach, cae y muere. Pero resulta que a los lectores esto no les hace ni pizca de gracia, y reclaman el regreso del héroe que tantas horas les ha entretenido: no solo escribiendo cartas a Conan Doyle, sino se dice llevando crespones negros en el sombrero, como si de un luto oficial se tratara.
El escritor se resiste un tiempo, pero al final se rinde, por las razones que fueran. Así, Holmes reaparece en The Adventure of the Empty House (La casa deshabitada, 1894), que da inicio a las trece historias que constituyen el ciclo conocido como The Return of Sherlock Holmes. La solución es bastante sencilla: el detective simuló morir para poder actuar desde la sombra contra los secuaces de Moriarty, y el Dr. Watson relata las aventuras de Holmes durante su «muerte».
No acaba aquí la cosa, porque esta etapa de ausencia, conocida como «The Great Hiatus Years» o «Gran Hiato» (1891-1894), propició que otras plumas divagasen sobre las causas de esta misteriosa desaparición de Holmes: ¿desintoxicación de las drogas? ¿feliz matrimonio con su amada Irene Adler? Pero estas recreaciones quedan para mejor ocasión.
- Conan Doyle, A., The Complete Sherlock Holmes, London, Penguin, 2009.
- Scott, W., Ivanhoe, ed. G. Tulloch, Edinburg, Edinburg UP, 1998.